"La recomendación es esperar a que 802.11n sea definitivo". Carlos Miñambres. Gowex

Hace meses que abundan en el mercado dispositivos con conectividad inalámbrica basada en el borrador de 802.11n, y ya no sólo routers o tarjetas, sino, incluso, impresoras, que se están preparando para la llegada de una norma que finalmente se retrasará hasta el primer trimestre de 2009. No obstante, muchos suministradores se han volcado con sus mensajes de marketing en este “pre-n”, que dicen, ha roto los moldes en cuanto a adopción de un estándar aún no ratificado.

Se trata, ésta última, de una opinión con la que difiere Carlos Miñambres, director de proyectos del departamento de operaciones y tecnología de Gowex, antigua IBER-X, que desde su posición como suministrador de servicios de telecomunicaciones ve que las empresas aún no están demandando esta conectividad con demasiada contundencia. Pese a todo, aconseja aguantar hasta la ratificación del estándar con la salvedad de aquellas empresas que tengan que desplegar su red inalámbrica desde cero: “entonces, habría que confiar en un proveedor de referencia que garantice que los dispositivos serán compatibles con la norma final”.

802.11N: el futuro es inalámbrico

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“La recomendación es esperar a que 802.11n  sea definitivo”. (Carlos Miñambres, Gowex)
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La industria de redes se está volcando con el futuro estándar 802.11n. ¿En qué entornos es más apropiada su implantación?

Es un estándar adecuado para interior nada más. Al utilizar varias antenas y aprovechar rebotes de señal, está indicado para sitios cerrados porque asegura cobertura de una manera o en otra mediante sus diferentes frecuencias. En zonas abiertas, no se está implantando, al menos nosotros no lo estamos planteando porque, al no existir ese rebote de la señal, no puedes aprovechar las ventajas que va a dar. En ese caso es mejor enlaces punto a punto, el típico WiMAX u otro estándar con el que se consiga una mayor direccionabilidad.

¿Qué nos promete el estándar definitivo?

Las capacidades teóricas proceden de la suma de tres enlaces. El dispositivo tiene tres tarjetas de radio y transmite por dos de ellas en 2,4 GHz y por otra en 5 GHz. El equipo divide la señal entre esas tres y la transmite, y el aparato receptor recibe por las tres antenas y reconstruye esa señal. En condiciones ideales, implica la suma de tres enlaces que dicen da hasta 300 Mbps; ejecutando el modo turbo podrías obtener hasta

600 Mbps. Pero, la realidad es que uno de los tres canales puede tener interferencias o estar muy saturado, no puede montar la señal en condiciones y tiene que bajar la velocidad. Además, hay que hacerlo compatible con las versiones anteriores y ahí, lógicamente, el aparato tendrá que disminuir su rendimiento para poder funcionar a 11 Mbps o lo que te pueda dar otro Wi-Fi. Si quieres adoptar 11n, tienes que dar el cambio completo, con la inversión que eso supone.

Desde su perspectiva como compañía de servicios para empresas, ¿están estas organizaciones solicitando equipos bajo este borrador de “n”?

No. Primero porque al estar en borrador no consigues encontrar un fabricante que luego te garantice que vaya a ser actualizable con la norma y que sea compatible con todos los dispositivos. Además, requiere que todos los equipos de la oficina incorporen esas tarjetas, lo que implica un nuevo despliegue para algo que todavía está en borrador. Hay sitios donde sí te planteas, por fracaso del estándar “g” o “b“, para aprovechar el uso de varios canales, de los rebotes, porque necesitas conexión inalámbrica en un lugar difícil de cablear. Pero, en principio, no te va a dar nada más que no te vaya a dar el Wi-Fi 802.11b/g. Las velocidades teóricas sostenidas del estándar “n”, en la práctica, no son así; no te da 300 Mbps.

Es más el marketing de los fabricantes…

Sí, desde un punto de vista de marketing es verdad que te dicen que dará 300 megas, que tendrá mucha cobertura, pero luego hay los típicos chascos que lees en Internet donde dicen que les va igual que el Wi-Fi, que tienen los mismos problemas, las mismas deficiencias de cobertura, interferencias con móviles, etc.; tienen los mismos problemas que con 802.11b/g pero sin tener una aplicación real en entornos abiertos, como redes metropolitanas. Hubo otro estándar, el “g plus”, que pretendía llegar a 125 Mbps en conexiones punto a punto y sí era de aplicación en exteriores por temas bidireccionales y sí podías pretender conseguir más velocidad utilizando el modo turbo. Pero ahora mismo, no te planteas utilizar “n” porque necesitarías tres antenas apuntando a tres sitios diferentes y tendrías que separarlas más de 2 metros una de otra, y montar una torre enorme para hacer un solo enlace. No hay una diferencia en rendimiento tan grande como para que justifique el gasto. Y volviendo
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