Los CIO en la innovación de las organizaciones

Ante la imperiosa necesidad de mantener la competitividad de las organizaciones en la actual globalización, el CIO tiene la obligación de impulsar la capacidad innovadora, que en su caso va más allá del estricto campo de su especialidad. La experiencia demuestra que muchas invenciones nunca hubieran sido posibles sin una adecuada utilización de las TIC.

Con una innovación se persigue crear valor utilizando el conocimiento. Este valor reside en los productos, tanto en forma de bienes como de servicios, o en sus procesos de producción o de provisión y, por supuesto, también en los procesos comerciales y en los organizativos. Y la forma de conseguirlo es provocando un cambio en cualquiera de ellos.
El conocimiento implícito en las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) se ha demostrado especialmente fructífero para dar lugar a innovaciones. La actividad humana se basa en el uso de información y las TIC ayudan a procesarla, a almacenarla y a transferirla, tanto al entorno próximo como a otros lejanos. Por eso, la aplicación de las TIC permite cambios que, cuando están bien elegidos, aportan valor y son por lo tanto innovaciones. Tal es así que hoy es muy difícil encontrar actividades innovadoras que no recurran a ellas, bien sea porque mejoren la forma de llevarlas a cabo o porque simplemente hacen posible que las invenciones de las que parten creen valor. La Comisión Europea, en su iniciativa “2010: una sociedad europea para el crecimiento y el empleo”, se basa en esta idea cuando afirma que “las TIC están cambiando rápidamente la producción, los métodos de trabajo y de negocio, los patrones de consumo… y tienen un gran potencial para mejorar la calidad de vida”.
Aunque es muy difícil estimar la presencia de las TIC en las innovaciones, el Gobierno alemán asegura que son el motor de más del 80% de las que tienen lugar en los sectores de su economía tan innovadores como los de automoción, equipo médico o logística, lo que avala la opinión de la Comisión Europea que estima que el 40% del incremento de la productividad europea es debida al uso de las TIC. Y éstas son razones para la gran preocupación que se tiene por incrementar las inversiones en estas tecnologías.

Oportunidad para el CIO
Dada esta situación privilegiada de las TIC, la oportunidad que se abre al CIO ante la innovación de su organización es enorme, pero para aprovecharla es imprescindible que comprenda profundamente tanto la misión como la forma en que se desarrolla la actividad en el entorno en el que ejerce su profesión. El CIO debe ser el que mejor conozca el potencial de su tecnología para provocar los cambios que harán más competitiva su organización. Pero esto no se logra sólo con las mejores instalaciones y con su impecable funcionamiento, porque además es necesaria que la propia actividad sea concebida y organizada para aprovechar las enormes ventajas que las TIC son capaces de aportar. Y esto exige, con extraordinaria frecuencia, cambios que son innovaciones. Muchas de ellas serán simplemente incrementales y en su mayoría no cambiarán la esencia de la propia actividad.
Pero ante la imperiosa necesidad de mantener la competitividad de las organizaciones en la actual globalización, el CIO, al igual que el resto de los directivos, tiene la obligación de impulsar la capacidad innovadora, que en su caso va más allá del estricto campo de su especialidad. La experiencia demuestra que muchas invenciones nunca hubieran sido posibles sin una adecuada utilización de las TIC. Tal es así que muchas veces se califican, por ser éstas imprescindibles, de tecnológicas muchas innovaciones que en realidad son comerciales u organizativas. Y tampoco es raro encontrar que innovaciones basadas en otras tecnologías no hubieran sido posibles sin un uso intensivo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. No es por lo tanto sorprendente que en la materialización de las invenciones, para convertirse en innovaciones, el CIO deba asumir un papel relevante, porque con su intervención las hará con toda seguridad más eficientes e incluso puede que, simplemente, las haga posibles.

Nuevo papel
Este nuevo papel del CIO en su organización le obliga a ver desde su propia óptica la actividad de su entorno, entendiendo que su misión no es ya sólo el proporcionar recursos sino también ideas y, sobre todo, influir en las decisiones para que las cuantiosas inversiones de las que es responsable incidan sobre la competitividad con todo su enorme potencial. Un potencial que irá en aumento porque el propio sector no deja de innovar. Los gastos que actualmente dedica la industria americana a la I+D en TIC equivale al 0,65% del PIB de Estados Unidos y los de la industria europea son más del 25% del total de esta actividad desarrollada en el continente. Unas cifras que, en opinión de los expertos, no dejarán de aumentar, pudiéndose llegar a duplicar en el año 2020. Y lo más sorprendente, y muestra de la vitalidad innovadora de este sector, es que se estima que más de un tercio de este gasto total sea ejecutado por empresas que no existían al comenzar este siglo.
Con todo, es evidente que será el propio interés del CIO el que le lleve a ocupar este nuevo e importante papel y que para ello será imprescindible que se prepare, tanto para seguir la rápida evolución de su tecnología como para entender las siempre nuevas exigencias con las que se irá enfrentando su organización.


Juan Mulet es director general de la Fundación Cotec.
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