Proyecto de virtualización de Lextron. Cuestión de números

A pesar de que la virtualización no deja de plantear retos difíciles a los departamentos de TI corporativos, debido a la profundidad del cambio que supone en la naturaleza misma de los centros de datos, a menudo resulta la mejor de todas las posibles alternativas. ¿Qué hacer cuando el bolsillo aprieta, el rendimiento cae, sus servidores tienen casi tres años y pronto expirará el costoso contrato de mantenimiento que mantiene con su suministrador? Esta es la situación en la que se vio hace unos años Tim Hays, director de TI de Lextron, distribuidor mayorista de productos farmacéuticos para animales.

Hays siguió en aquel momento la máxima de “a grandes problemas, grandes soluciones”. Decidió tomar todo el dinero que hubiera tenido que dedicar al mantenimiento de su antiguo centro de datos y dedicarlo a virtualizar su entorno. Una decisión acertada, que le ha permitido no sólo mejorar el rendimiento y recortar los costes de consumo de energía y de refrigeración de su centro de datos en un 45%, sino también incrementar la eficiencia de su departamento TI y convertir la recuperación en caso de desastre en algo tan sencillo como apretar un botón.

Para Hays todo era cuestión de números. “Supongo que soy, en primer lugar, un tipo de negocios y, sólo en segundo lugar, un profesional TI”, explica el director de tecnologías de la información de Lextron, compañía de Estados Unidos que actualmente emplea a 600 trabajadores repartidos entre 44 localizaciones distribuidas por 19 estados del país. “Realmente entiendo las TI como un instrumento para el negocio. La virtualización no fue algo que decidiéramos introducir sencillamente porque constituyera la propuesta más candente en aquel momento. Para nosotros tenía muchísimo sentido desde el punto de vista económica”.

Comenzar con modestia
De cualquier modo, Hays es un hombre prudente, por lo que decidió no lanzarse a la virtualización de golpe. Su primer acercamiento a ella tuvo lugar en 2005, cuando comprendió que debería afrontar el pago de 300.000 dólares en un período de tres años si deseaba continuar con el mantenimiento de tres servidores Unix corporativos y las correspondientes unidades de almacenamiento DAS (Direct- Attached Storage) que soportaban las funciones de ERP, gestión de inventario y gestión de ventas de Lextron. En conjunto, estos tres servidores eran responsables de la gestión de transacciones de venta valoradas en 1,75 millones de dólares diarios.

En aquel momento, la tecnología de virtualización de VMware aún no era muy bien conocida y mucho menos probada. Por eso, en lugar de a esta alternativa, Hays decidió dedicar los 300.000 dólares de que disponía a sustituir los servidores Unix por un servidor HP-UX basado en PA-RISC con software Virtual Partition (vPAR), que permitía a la máquina hospedar tres servidores particionados virtualmente. Puso además el servidor sobre una red de área de almacenamiento (SAN) HP EVA 5000 basada en Fibre Channel.

Desde el punto de vista de los costes, no era más que un lavado de cara, según Hays, quien señala que la depreciación de la nueva plataforma ascendía, según sus cálculos, a 100.000 dólares anuales, lo mismo que hubiera tenido que pagar por el mantenimiento del antiguo equipamiento durante un año. Sin embargo, las mejoras previstas en términos de rendimiento merecían la pena. Y las previsiones resultaron acertadas. Los informes empezaron a producirse entre un 30 y un 40% más rápido, y las quejas de los usuarios se redujeron. “La gente tenía que esperar menos tiempo para conseguir la información que necesitaba”, lo que mejoraba la satisfacción y la productividad de los usuarios.

En ese mismo período de tiempo, la compañía también tuvo que actualizar sus bases de datos ERP de Informix 7 a la versión 9.4. “Teníamos 1.500 programas que necesitábamos volver a probar con el nuevo hardware, una nueva base de datos, nuevas herramientas de desarrollo y un nuevo sistema operativo”, explica Hays. Comprar nuevo equipamiento aportó así a la compañía un beneficio inesperado, dado que permitió a Hays instalar todo el nuevo software en la nueva plataforma y probar meticulosamente su funcionamiento antes de ponerlo en producción. Una vez su equipo estuvo seguro de que todo funcionaría, simplemente empezó a cambiar usuarios del antiguo entorno al nuevo. El proceso en su conjunto, que, según Hays, con la infraestructura anterior hubiera llevado un tiempo mínimo de seis meses, se completó en tan sólo 45 días.

El éxito llama al éxito
En agosto de 2006, la compañía se enfrentó a una situación similar, pero esta vez en la parte Wintel de su infraestructura, y, una vez más, calculó sus opciones en cifras. Hasta entonces, Lextron había estado utilizando 40 servidores físicos para soportar su entorno Microsoft Windows, incluidas aplicaciones Exchange, SharePoint, CRM y servicios Web, así como servicios de ficheros e impresión. “Teníamos servidores que debían ser reemplazados y ya habíamos pasado por la experiencia de consolidar múltiples servidores físicos en uno sólo”, explica Hays. “La virtualización se presentaba pues ante nosotros como una alternativa obvia, al menos a investigar”.

Después de analizar el asunto, la organización decidió virtualizar los 40 servidores y correr todos ellos sobre un cluster de dos máquinas HP x64 DL-360, cada una con 20 GB de memoria y software VMware Virtual Infrastructure 3 (VI3), ya más conocido en el mercado. Hays explica que la decisión de utilizar sólo dos servidores físicos se debió una vez más a los números; en concreto, a los del coste de las licencias de VMware. “Es una cuestión de matemáticas”, asegura. “Tenía la posibilidad de comprar más licencias VMware y distribuirlas sobre servidores más baratos o comprar máquinas más caras y robustas y menos licencias VMware. Sencillamente decidí proteger el coste total de propiedad del conjunto por un período de 36 meses, y esta era la alternativa idónea desde el punto de vista de l

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