Una amenaza de patentes se cierne sobre la próxima generación Wi-Fi

La organización australiana de investigación CSIRO ha realizado una reclamación de patentes sobre la tecnología 802.11n, que promete ampliar la cobertura y la velocidad de los productos Wi-Fi. El cuerpo del IEEE encargado de su estandarización ha dicho que la aprobación de 802.11n está en peligro a menos que CSIRO deje clara su postura el respecto.




Commonwealth Scientific and Industrial Research Organization (CSIRO), la agencia científica nacional de Australia, reclama tener registradas algunas tecnologías esenciales incluidas en el estándar y ha recibido una carta de IEEE en la que se le piden garantías acerca de cuál será su actuación respecto de la tecnología 802.11n en el futuro.

CSIRO ya ha mantenido disputas sobre patentes inalámbricas en el pasado. Este mismo año ganó un juicio contra la compañía estadounidense Buffalo Technology por infracción de patentes que, según la agencia australiana, formaban parte de IEEE 802.11a y 802.11g, predecesoras de 802.11n. También tiene pendientes casos contra grandes fabricantes Wi-Fi como Intel, Hewlett-Packard, Microsoft y 3Com. El grupo ha declarado que la industria no ha aceptado su oferta de licenciar las patentes de su propiedad en términos “razonables y no discriminatorios”.

Según algunos expertos de la industria de LAN inalámbricas, no obstante, ello no impedirá ni retrasará el progreso hacia la aprobación del estándar, que define la tecnología para la próxima generación Wi-Fi.

En el tipo de documentos como el solicitado por IEEE a CSIRO, conocidos como Carta de Garantías (Letter of Assurance), una compañía con patentes que pudieran formar parte de un estándar deben dejar claro cuestiones como si licenciará su propiedad intelectual gratuitamente o a un precio razonable, si no hará respetar sus patentes o no licenciará la tecnología, etc.


Probablemente no haya retrasos

Es común solicitar tales documentos a las empresas que han estado implicadas en el proceso de desarrollo del estándar de que se trate, según Bill McFarland, CTO del fabricante de chips Atheros Communications. No obstante, no garantizan que el propietario nunca vaya a demandar a alguien por el uso de su propiedad, ni que no se vayan a emprender en el futuro nuevas reclamaciones por otras partes. Por eso, McFarland dice no saber “por qué IEEE ha decidido, de repente, en este caso particular, que el no contar con tal carta es razón suficiente para no seguir adelante con el estándar”.

Craig Mathias, analista de Farpoint Group, asegura que el problema probablemente será resuelto sin un retraso significativo del estándar. Mathias explica que, aunque los cuerpos de estandarización preferirían desarrollar siempre especificaciones que no infrinjan derechos sobre patentes, éste no suele ser un criterio determinante.

En primer lugar, la propia CSIRO no está en realidad interesada en el fracaso de 802.11n dado que el estándar tiene el potencial de crear un mercado mayor y generar más ingresos por licencias para la agencia. E incluso si la organización acabara denunciando a los fabricantes, el equipamiento habrá llegado antes al mercado.

“Existirán cien millones de productos 11n en el mercado antes de que un caso como éste pudiera resolverse”, argumenta Mathias. “En último caso, los fabricantes podrán pagar lo que se estime conveniente a CSIRO. Si eso eleva el coste de un adaptador en 10 dólares, tampoco será mayor problema. Es común que los fabricantes tengan en cuenta los posibles costes por licencia de patentes cuando determinan los precios de sus productos”. 



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